SYD BARRETT: ¡SIGUE
BRILLANDO DIAMANTE LOCO!
Un 6 de enero de
1946, nació en Cambridge, Inglaterra, un genio de la música, Roger Keith “Syd” Barrett, quien fuera el
líder de los primeros años del grupo “Pink
Floyd” y murió en su domicilio en la
misma ciudad un 7 de julio del 2006, de un cáncer al páncreas producto de la
diabetes que lo deterioró y envejeció en muy poco tiempo.
Su importancia es
vital para la música de hoy, ya que su estilo psicodélico, guitarrero, sus
letras que entre juegos de introspección y extractos de lecturas de textos
ancestrales, poetas clásicos o jugar
contra el sistema al hablar de travestidos en plenos años 60’s, nos muestran la enorme creatividad de este músico,
cantante, compositor y sobre todo notable pintor que las drogas y una
esquizofrenia congénita apartó del mundo de la música y sobre todo de la vida
pública misma ya cual Sallinger vivió prácticamente recluido en su domicilio
hasta el día de su muerte durante casi 40 años.
La pregunta del día
sería, ¿Que hubiese sucedido con Pink
Floyd si hubiese seguido Barrett en la banda?, Lo más probable es que hubiese
sido una historia diferente y terminaríamos en cientos de conjeturas que no
vienen al caso.
Pero si el día de
hoy quiere evocar la música de este genio musical (siempre hay que separar el
legado, lo que uno admira, de la vida o comportamiento del artista) o este
artículo ha despertado la curiosidad del lector, basta con escuchar esa
maravilla musical llamada “The Piper at the Gates of Dawn o “El flautista en las puertas del alborada”
el primer álbum de Pink Floyd, publicado el 04 de agosto de 1967 y producido
por el genial Norman “Hurricane” Smith,
grabado en los míticos estudios de Abbey Road, donde los Beatles registraron sus
obras cumbres y como anécdota en coincidieron en las fechas en que estaban creando
en el inmortal álbum “Sgt Peppers Lonely
Hearts Club Band” otra obra de arte del año 67.
Syd será importante
en la historia de la música por su enorme versatilidad como músico innovador
sobre todo en varios acordes de guitarra, letrista (mientras más pasan los años
su poesía crece en intensidad) y cantante en temas como: Lucifer Sam, Bike,
Chapter 24, Flaming y su contribución instrumental como el gran Interestelar Overdrive, donde demuestra
ser un guitarrista innovador, entre otros y si les gustó les recomiendo escuchar
el recopilatorio Relics (publicado en 1971), donde aparecen los tres primeros
singles de la banda: Arnold Layne (sátira sobre un travestido), See Emily Play
(Amor libre) y Apples and Oranges, unas maravillas de los 60’s, los videos de
los temas son magníficos, concepción visual de este loco maravilloso, que en el
segundo disco de la banda sólo vocalmente contribuye con su introspectivo Jugband
blues, el tema que marca su adiós a Pink Floyd (abril 1968).
Las giras interminables,
su inestabilidad emocional y el abuso de las drogas sobre todo de la heroína
hicieron mella en Syd optando la banda en incorporar a su amigo de infancia
David Gilmour (gran guitarrista blusero, uno de mis preferidos) como quinto
integrante, sobre todo para los conciertos, pero Barrett no daba más y al verse
que no podía sostenerse al ritmo de la banda lo reemplazaron con él definitivamente.
Trataron de ayudarlo
sobre todo Waters y Gilmour en su dos primeros álbumes como solista el semi
acústico “The Madcap Laughs” y el
magnífico Barrett, donde se encuentra esa joya llamada Dominoes, luego salió el
disco recopilatorio de cortos llamado Opel y adiós carrera musical.
La manía depresiva
que tenía, los síntomas de esquizofrenia que padecía y para colmo la diabetes (que
finalmente lo llevó a la tumba) lo hace
prácticamente una persona irreconocible al ídolo de los 60´s en una persona totalmente
obesa y calvo sólo a los 30 años, eso acelera su ostracismo en la casa de su
madre quien lo acompañó y protegió hasta que murió antes que él.
Pero sus ex compañeros de Pink Floyd no lo abandonaron
como pueden decir los maliciosos, siempre se preocuparon para que cobre sus
regalías en cada negociación que hacían con las disqueras, pues al fallecer
tenía en sus cuentas más un millón y medio de libras esterlinas.
Por ello, recuerdo
en el día de hoy a Barrett, un músico que pudo ser más grande, pero como Rimbaud
y muchos genios juveniles de obra breve pero inmortal, dejo su legado para las nuevas generaciones que
cada año que pasa crece como las arenas de la playa…
¡SIGUE BRILLANDO DIAMANTE LOCO!
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