ANTONIO FLORES:
Este desparecido cantautor español nació en Madrid el 14 de noviembre
de 1961 con el nombre Antonio González Flores y fue hijo de la mítica
cantaora Lola Flores llamada “La
Faraona” y el guitarrista flamenco Antonio González “El Pescaílla.”
de 1961 con el nombre Antonio González Flores y fue hijo de la mítica
cantaora Lola Flores llamada “La
Faraona” y el guitarrista flamenco Antonio González “El Pescaílla.”
Su primer disco llamado
“Antonio” lo publica en 1980, le siguió
“Al caer el sol” (1984), y tras el tercero, “Gran Vía” (1988), no publica nada hasta el interesante “Cosas mías” en 1994, el primer álbum con el
que obtuvo el éxito popular, siendo apreciado por el público como compositor e
intérprete, pero poco después, el 30 de mayo de 1995 se suicida de una mezcla de alcohol y pepas 15 días después del fallecimiento de su madre
a quien idolatraba.
“Antonio” lo publica en 1980, le siguió
“Al caer el sol” (1984), y tras el tercero, “Gran Vía” (1988), no publica nada hasta el interesante “Cosas mías” en 1994, el primer álbum con el
que obtuvo el éxito popular, siendo apreciado por el público como compositor e
intérprete, pero poco después, el 30 de mayo de 1995 se suicida de una mezcla de alcohol y pepas 15 días después del fallecimiento de su madre
a quien idolatraba.
El tema que acompaña a la crónica llamado “No puedo enamorarme de ti”
fue publicado como single en 1982 y fue
cuestionada en su melodía por ser muy parecida en el estribillo al de Dylan
"Knocking On Heavens Door" pero la letra es de una sinceridad única y
brutal que el paso del tiempo no ha podido desmentir cuando has tenido un
tormentosa relación, la versión más conocida paradójicamente es la de Joaquín
Sabina, pero la del difunto es más emotiva.
fue publicado como single en 1982 y fue
cuestionada en su melodía por ser muy parecida en el estribillo al de Dylan
"Knocking On Heavens Door" pero la letra es de una sinceridad única y
brutal que el paso del tiempo no ha podido desmentir cuando has tenido un
tormentosa relación, la versión más conocida paradójicamente es la de Joaquín
Sabina, pero la del difunto es más emotiva.
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